EL ESPAÑOL: UN IDIOMA CHÉVERE
Por: Gloria Dorys Álvarez García
“Los límites de tu lenguaje son los límites de tu mundo”
Ludwig Wittgenstein
Desde 1946, a iniciativa del escritor español Vicente Clavel Andrés, se celebra el 23 de abril como el Día del Idioma, esto como una forma de rendir tributo a Miguel de Cervantes Saavedra, más conocido como el “Manco de Lepanto”, autor del célebre Quijote de la Mancha.
Recuerdo que, en mi época de colegiala, a instancias de las profesoras de Español, solíamos hacer algunas actividades para destacar la importancia del idioma español con carteleras y programaciones especiales en las que recitábamos con profunda emoción y dramatismo los poemas de Neruda, Amado Nervo o del nariñense Aurelio Arturo, famoso por su magnífico poema Morada al Sur, que hace evocar las montañas del bello departamento de Nariño “…donde el verde es de todos los verdes”, y en el que mi verso favorito proclama : “Yo subí a las montañas, también hechas de sueños, Yo subí, yo subí a las montañas donde un grito
persiste entre las alas de palomas salvajes”.
Este maravilloso idioma tiene la virtud de contar con un amplio universo de palabras, tan grande que todos los días nos sorprende una nueva. En especial, el idioma español se destaca por lo que los estudiosos en lingüística han denominado como “polisemia”: característica léxica en la que una palabra o signo lingüístico tiene varios significados, como por ejemplo: En el diccionario de la RAE, la palabra gato tiene las siguientes acepciones : felino, herramienta para levantar algunos pesos, persona nacida en Madrid, bolso o talego en el que se guarda el dinero o instrumento de artillería. Polisemia que puede ser fuente del buen humor cuando las palabras polisémicas se utilizan para tomar del pelo a los demás, como cuando alguien refiere que una persona anda con un gato, para dejar volar a la imaginación y dejar pensar si aquella está acompañada por un felino, lleva un instrumento para levantar un carro, carga un bolso o un instrumento de artillería.
También, el idioma español es tan rico que, por virtud de la sinonimia, un mismo significado puede decirse con diversas palabras, de manera que para lisonjear a Patrick Dempsey –protagonista de la película Encantada y de la serie Grey Anatomy-, podemos decirle: bonito, hermoso, guapo, precioso, lindo, agraciado, majo, elegante, escultural, fino, guapetón, atractivo, majestuoso o pimpollo.
Ni que decir de palabras tan bellas y musicales, como por ejemplo: mamá, amor, amado, poesía, luna, nube, utopía, almohada, lapislázuli, sublime, épico, inefable, espléndido, serendipia, etéreo, epifanía, amatista, rubí, ónix, onírico, arrebol, iridiscencia, almíbar, sempiterno, bruma, nostalgia, plenitud, allende, sinfonía, cardumen, boreal, arquitecto, elixir, perfume, bálsamo, exultar, arrullar, pundonor, buqué, gentil y motoso -dícese, especialmente en Bogotá, de una pequeña siesta-
Ahora, con relación al alfabeto del idioma español, según la Real Academia de la Lengua Española, está conformado por 27 letras, esto tras la eliminación de la ch y la ll , por considerarse como dígrafos, es decir, un conjunto de letras o grafemas que representan un fonema.
Y es sobre este dígrafo que tengo una pregunta que hasta ahora no he logrado responder: ¿Qué le ha hecho la desdichada “ch” al idioma español para que gran parte de las palabras que la contienen tengan un sentido peyorativo, burlón o venido a menos?
En efecto, si algo parece burdo u ordinario se le dice chichipato o chabacano. Si se quiere aludir a un modesto grupo de personas, entonces, se le califica como la chusma, tal y como lo hace doña Florinda cuando advierte a Quico de las consecuencias de andar con la “chusma chusma”. Si se desea denostar de una persona “clásica” se le tilda de “chuchumeco”. A quien ha perdido el juicio, sobre todo en España, se le dice: “Tío, estás Chalao”. Y si un cachaco quiere decir que una conferencia estuvo aburrida dirá que estuvo, “pachuca”. Eso por citar algunos ejemplos.
De manera que en el español existen palabras que no le hacen justicia a la desafortunada “ch” , que como acabamos de ver no es ni siquiera una letra. Sin embargo, por fortuna, está la palabra: “chévere”, incluida en el diccionario de la Real Academia Española, muy útil para aludir a muchas cosas y todas siempre positivas. “Chévere es una palabra muy chévere«, dice Daniel Samper Pizano, periodista y miembro de la Academia Colombiana de la Lengua. Término mayormente empleado en los años 60 para aludir a lo agradable, fantástico o excelente. Es así como los hippies, subcultura basada principalmente en el pacifismo, la ecología y el amor libre, acudían mucho a este vocablo por su manera de ver la vida. Así que, si se le hubiera preguntado a un hippie, cómo se sentía, sin duda, le habría contestado: “chévere».
Así, el Español es un idioma de origen romance; vivo; seductor; encantador por su riqueza expresiva; conformado, según el Diccionario de la Real Academia Española por aproximadamente 100.000 palabras; y el tercer idioma más hablado en el mundo, después del Mandarín y el Inglés, con el primero y segundo puesto, respectivamente.
Amigos y amigas: Cómo verán, el español es un idioma muy chévere.
¡Que viva el idioma español!
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