MI PAPÁ, MI HÉROE
Por: Gloria Dorys Álvarez García
“He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre”. Gabriel García Márquez
Hoy, en el Día del Padre, en medio de tantos detalles y atenciones para el “rey de la casa”, escuchamos muchas canciones en honor a los papás, algunas hermosas. Pero, otras que bajan la moral a cualquiera por más bien intencionadas que sean sus letras. Me refiero a : “Viejo mi querido viejo” . ¿Por qué a Piero se le ocurre decirle al papá “que la edad se le vino encima”? O que “El dolor lo lleva dentro”?. Cuando este es un día para homenajearlos, reconocer sus cualidades y expresarles nuestro amor y agradecimiento.
Por esta razón, me parece una buena idea hablarles de Jorge Álvarez: Un hombre extraordinario de espíritu jovial que no pierde la oportunidad para recordar sus orígenes antioqueños con la historia de la llegada, del abuelo Simón Álvarez, en 1890, desde Jericó, al municipio de Samaniego, Nariño. Destaca su gusto por el carriel, la mazamorra y los frijoles paisas. Le gusta levantarse con los tiples y bandola de la música colombiana. De él heredé su gran sentido del humor que no lo pierde ni siquiera en los momentos más aciagos y críticos. Un brillante topógrafo reconocido por su importante participación en el trazado de la carretera Mocoa-Pitalito. Un hombre que intenta calcular y medirlo todo en todo momento y lugar. Y de ello da cuenta una simpática anécdota: Alguna vez, en una visita a Bogotá, intentó, desde el puente peatonal de la Avenida Dorado con calle 58, contar cuántas rutas de buses transitaban en media hora, en el sentido oriente occidente. Sin embargo, no fue tan fácil tal cálculo, por lo que para observar mejor, se vio precisado a levantar una pierna. En ese momento, uno de los policías auxiliares que custodiaban el puente, mal interpretó la acción del curioso observador como un intento de atentar contra su vida, por lo que visiblemente preocupado lo conminó inmediatamente a abandonar tal misión.
Como él, hay muchos padres que han entregado sus mejores consejos, su mejor tiempo y toda su paciencia día a día para preparar a sus hijos e hijas en este sinuoso e impredecible viaje que se llama vida. Trabajaron, trabajan y trabajarán con tenacidad para hacer posibles los pequeños y grandes sueños de sus vástagos. Hombres imperfectamente bellos. Verdaderos héroes anónimos que nos prepararon y entrenaron para enfrentar las vicisitudes de este mundo. Y que ya en nuestra adultez se convierten en nuestros excelentes e incondicionales amigos. También, hombres que sin tener la calidad de padres biológicos, fungen como padres espirituales, desbordando su sentido paternal de manera tan profunda y generosa desde su condición de: hermanos, tíos, abuelos, maestros o simplemente amigos. Seres maravillosos, que provocan frases tan curiosas como la de mi sobrino, David Arturo, cuando a sus 6 años, disgustado con su madre, dijo: “Mi mejor mamá es mi papá”
Para todos esos padres amorosos, mi admiración en este día.
¡Feliz día del padre!
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