JUN
2020
03

“Corona de sabiduría, son las canas”

Por: Gloria Dorys Álvarez García,Doctora en Derecho de la Universidad Externado de Colombia y Licenciada en Filosofía y Letras de la Universidad de Nariño.

“En la juventud aprendemos, en la vejez    entendemos”. –Marie von Ebner Eschenbach

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 Imagen tomada de: https://narrativabreve.com/cuentos-cortos-latinoamericanos

 “Para proteger a nuestros abuelos, hemos decretado el aislamiento preventivo obligatorio de todos los adultos mayores de 70 años” (negrillas fuera de texto), sentenció, el presidente Duque, en su alocución televisiva del 17 de marzo de 2020.

En principio, la medida no tuvo mayor discusión.  Ya que en otros países también había sido implementada. Y aunque no fue recibida con mucha agrado, fue asimilada como necesaria para garantizar la salud propia y la de los demás. Sin embargo, conforme transcurrieron los días con sus noches, la molestia no se hizo esperar.  Fue así, entonces, como se generó, primero, en Francia, luego en Inglaterra, Argentina Portugal y España; un curioso movimiento denominado: “La rebelión de las canas”, que, desde luego, ha tenido eco en Colombia.

De hecho, el columnista Daniel Samper Pizano llegó a la siguiente conclusión:  Prefiero menos vida con más vida en vez de más vida con menos vida”. Y, luego, Humberto de la Calle, criticando la excesiva prolongación de la cuarentena, expresó -aludiendo a Andrés Felipe Arias Leiva-: “Uribito va a quedar libre primero que nosotros.”

Para algunos de los inconformes, el término, “abuelitos”, les ha parecido odioso. Por lo que prefieren que se refieran a  ellos como: “personas de la tercera edad” o “adultos mayores”.  Pero nadie sabe, a ciencia cierta, cuál es esa edad.  La Corte Constitucional ha tratado de dar una respuesta, señalando que será aquella que considere el DANE como esperanza de vida.  Mas no hay una categoría normativa que resuelva el asunto, solo esa orientación jurisprudencial que, finalmente, remite a lo que diga el DANE. 

En ese contexto, surge un  debate, en torno a la siguiente cuestión: ¿Resulta acertado y razonable confinar obligatoriamente a las personas mayores de 70 años, acudiendo al argumento según el cual su supuesta vulnerabilidad, al temido virus, pondría en riesgo su salud y, de contera, su vida?

El argumento más fuerte a favor de este enclaustramiento, concierne al importante cometido de salvaguardar la propia vida y la de los demás, con sustento en el dictamen de los expertos en la ciencia médica, todo un sanedrín de médicos epidemiólogos que lo respaldan, sustentado en cifras estadísticas y estudios científicos que confirman el alto riesgo de “los abuelitos” en el contagio del COVID-19.  

Empero este planteamiento es insuficiente, solo da fundamento a la recomendación de la no exposición física. Y de ningún modo de él se sigue que el objetivo deba lograrse de manera coercitiva.  Es decir, que deba hacerse de manera obligatoria.  He allí su pecado, acudir al miedo como instrumento de poder, a fin de coaccionar a un grupo de personas para que obren de una determinada manera. Con el agravante de incurrir en una contradicción: “proteger”, limitando el derecho al libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la locomoción. En otras palabras: “Porque te quiero, te aporreo.”

Así, infundir miedo o temor a la muerte por el “virus que corona” , se muestra como la mejor estrategia política y  herramienta de los gobiernos para contenerla a la fuerza; focalizarse en la patogénesis (estudio de las razones por las que las personas se enferman), en vez de centrar sus esfuerzos en la salutogénesis (estudio de las razones por las que un individuo se mantiene saludable). 

Hubiera sido mejor, y más acorde con la dignidad que representan, por su valiosa experiencia, conocimientos y saber; que se les hubiera permitido realizar una elección de quedarse en casa libre de apremios como resultado del ejercicio de  la autonomía de su voluntad.  Y en esa razón, me pregunto: ¿Si no podemos confiar en el buen juicio y  la sabiduría de los viejos, para decidir qué les conviene y qué no, entonces en quién podemos confiar?

De allá de donde vengo, donde “el verde es de todos los colores”, como en otros lugares del mundo, los abuelos simbolizan la máxima autoridad de la familia y de la comunidad. Su sapiencia es admirada y reconocida.  Se obedecen sus órdenes sin rechistar.  Son un tesoro por el cúmulo de conocimientos que poseen sobre: la naturaleza del ser humano, la botánica, el estado del tiempo, la tierra y el universo entero.  Aún más, están investidos del poder de bendecir a sus descendientes: se acostumbra, antes de salir de casa, pedir la bendición de los papás, o aún mejor “del papá señor” o de la “mamá señora”.  Después de esta bendición, que reafirma el amor familiar, el bendecido tiene la convicción de estar protegido contra todo mal y peligro.  

Ejemplos sobre el esplendor en “los años dorados” hay muchos, pero por citar algunos, destaco los siguientes: Cervantes tenía casi 58 años cuando escribió “El Quijote de la Mancha” .  José Saramago recibió el premio Nobel de Literatura a los 76 años.  Y ni que decir de la figura descollante de la arquitectura moderna, el famoso arquitecto brasileño, Niemeyer, quien a sus  100 años, sí señores y señoras,  a sus 100 años, estaba tan lucido que diseñó el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói (Brasil)

Para cerrar con broche de oro, resulta muy pertinente recordar ese refrán que dictamina: “Más sabe el diablo por viejo, que por diablo”, que aunque no utiliza un lenguaje políticamente correcto, sí acierta en deducir que el paso de los años trae un conocimiento invaluable, muy útil y asertivo que no solo favorece a quien lo posee, sino también, a los demás. De ahí, la metáfora bíblica del sabio Salomón, en su libro de Proverbios: “Corona de sabiduría, son las canas”

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JUN
2020
03

ETERNAMENTE, LA RADIO

“La radio afecta a la gente de una forma muy íntima, de tú a tú, y ofrece todo un mundo de comunicación silenciosa entre el escritor-locutor y el oyente”. (Marshall McLuhan)

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Foto de mi radio, en el dial 730 AM de Melodía Estéreo.

En la noche del 30 de octubre de 1938, vísperas de Halloween, un hecho inédito, aconteció en Nueva York y New Yersey, cuando Orson Wells decidió recrear la novela del escritor británico H.G. Wells, «La guerra de los mundos”, quien, valiéndose del formato de un supuesto noticiero, logró convencer a millones de radioescuchas que un ejército de alienígenas había invadido a Estados Unidos: “«damas y caballeros, tengo que anunciarles una grave noticia. Por increíble que parezca, tanto las observaciones científicas como la más palpable realidad nos obligan a creer que los extraños seres que han aterrizado esta noche en una zona rural de Jersey son la vanguardia de un ejército invasor procedente del planeta Marte…». 

La guerra de los mundos 01

 Imagen tomada de: https://www.nationalgeographic.es/historia/2019/10/la-guerra-de-los-mundos-el-mito-de-la-emision-de-radio-que-desencadeno-el-panico

 En esos históricos 59 minutos, muchas personas fueron presa del pánico. Los teléfonos de emergencia no paraban de repicar y cientos de mensajes aseguraban haber visto a los supuestos extraterrestres.  Y para hacer aún más creíble ese relato radiofónico, a sus libretistas, se les ocurrió finalizar la dramatización con la muerte ficticia del mismo Orson Welles.

 Este hecho hizo reflexionar, después de 18 años de haberse inventado la radio, sobre su  enorme impacto.  Ya que puso en evidencia el poder de  la fuerza dramática, narrativa y descriptiva de la voz al servicio de la  radio.     

En pleno siglo XXI, la radio sigue siendo un medio masivo de comunicación muy vigente, pese a las nuevas tecnologías.  Su versatilidad, alcance y la virtud de reinventarse así lo ratifican. Es capaz de informar, entretener y divertir sin interferir con las actividades cotidianas de sus oyentes. 

En lo personal, tengo una deuda de gratitud con la radio.  Pues ella ha fungido como una verdadera compañera en muchos momentos importantes y no tan importantes,  ha sido esa magia, esa sal y pimienta que le ha dado sabor a mi vida.  

Cómo olvidar la época de oro de las grandes radio novelas, del radio teatro, de las magníficas voces, de la música y los maravillosos efectos que permitían que el radio oyente viajara con su imaginación a lugares fantásticos.  Con Kaliman, el hombre increíble, protagonizado por Gaspar Ospina, aprendí frases de sabiduría, que siempre pervivirán en mi memoria: “Serenidad y paciencia, mi pequeño Solin”. 

 En las tardes, mientras hacíamos las tareas-no pregunten cómo quedaban-, escuchábamos, con mi hermana Myriam, las radionovelas interpretadas por figuras como: Carlos de la Fuente, Leticia Palacio, Chela del Rio o Lucy Colombia Arias.  También, las noticias leídas, en el servicio de noticias de Caracol, por la hermosa voz de Teresa Gutiérrez.  Y de tanto en tanto, con el café de las 4:00 p.m. y el pan con queso se pasaba la tarde muy amenamente.

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 Imagen tomada del video: Cómo se hacían las radionovelas? Noticias Uno.

En todo el departamento de Nariño, era muy famoso el locutor “Pachito Muñoz”, con quien teníamos una cita todos los domingos en la mañana, para escuchar su programa, “Fiesta Dominical” en la que, desde el teatro del Colegio Javeriano, promocionaba a las jóvenes promesas musicales, que provenían de todos los sectores rurales de ese departamento, a quienes cariñosamente él llamaba: “mis pequeños artistas”.  

Fiesta Dominical, 61 años de historia radial- "Pachito Muñoz ...

En memoria de la vida de “Pachito Muñoz” patrimonio de la radio sureña, un artículo de Javier Vallejo Díaz, publicado en Udenar Periódico Edición No. 25, octubre de 2011.  Imagen tomada de: https://periodico.udenar.edu.co/a-la-memoria-de-pachito-munoz/

Ni que decir de los programas musicales románticos en los que los locutores acostumbraban a hacer complacencias musicales a sus fieles oyentes, poniendo en el torna mesa sus canciones favoritas.  Así, el locutor decía:  “A esta hora, en el barrio las Lunas, nos escucha Luis Antonio, quien ha pedido una complacencia musical”.

La emisora Ondas del Mayo en Pasto trasmitía el programa: “Atardecer Campesino”, dedicado a enviar mensajes a lugares donde era difícil la comunicación.  Entonces, el locutor decía: “Que el señor Facundino Solarte le manda a decir al señor Miguel  García: que tenga lista mañana al medio día,  un par de bestias en el puente de Policarpa.” Era comunicación demasiado   efectiva, porque no solo se enteraba el destinatario, sino la comunidad entera

El anecdotario es infinito y está repleto de muchas hilarantes historias.  Y de eso sí que sabe mi amigo Mauricio Patiño Bustos, locutor de la cadena cristiana HCJB, en Quito Ecuador.  Quien siempre cuenta que había en Ipiales (Nariño) un locutor, quien al terminar de sonar una canción, indicaba con tono romántico “A la manera y el estilo del cantante XX. nos decía (título de la canción)”.  Fue así como cierto día, expresó: “A la manera y el estilo del grupo de Salsa Junior, nos decía: “No me digas Nada”.

Pero la radio ha sido ambiciosa y ha ido  más allá de divertir o entretener. Toda vez, ha cumplido también un papel social y cultural importante, con las escuelas radiofónicas, a través de la Radiodifusora Nacional de Colombia y Radio Sutatenza, última esta que significó una especie de revolución cultural en el país, pues adelantó campañas educativas que hicieron parte del modelo de Educación Fundamental Integral (EFI) que conjugaban la educación con una intención de poner en práctica conocimientos para solucionar problemas y generar cambios sociales en el campo. Afortunadamente, hoy por hoy, la radio no ha perdido ese rol.  Ya que en ese cometido siguen seriamente comprometidas emisoras muy representativas como: la Radiodifusora Nacional de Colombia y  la HJCK.  E, igualmente, también, muy buenas emisoras provenientes de  universidades y de diversas comunidades. 

Volviendo a mi relato: cuando estudié Derecho, mi relación con RCN Radio fue muy cercana, anochecía con Nocturna RCN y me despertaba a las 4 de la mañana con un programa dedicado al agro colombiano.  No se me olvida una madrugada en la que tenía que preparar algún tema de Derecho de Sociedades y se me ocurrió prender la radio, el locutor estaba hablando del raro “síndrome de la puerquita parturienta”. Finalmente, no solo aprendí de derecho societario, sino también algo de porcicultura.  Y aunque no parezca cierto, me fue bien en el examen. 

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Locutor: Luis Antonio Pazos Morales 

Hoy, me declaro una “radiófila”; una adicta a la poética de las ondas sonoras; una admiradora de la fuerza, de la potencia, de la belleza, del arte de la voz; del ingenio radiofónico y de la magia del sonido. Donde quiera que me encuentre, ya sea con radio de pilas, celular o a través del internet, me acompañan muchas voces y sonidos: Tito Martínez, en Melodía Estéreo; Arritoquieta Pimentel y Alejandro Villegas, con “Lo mejor de los Mejores”;  Juan Manuel  Ruiz y Andrea Lacopelo con “Cultura RCN”; Indalecio Castellanos con “Al Fin de Semana”; Julio Sánchez Cristo y  Juan Pablo Calvás,  en W radio; el extraordinario doctor Santiago Rojas, médico del alma y del cuerpo,  con Sana mente.  Y ni que decir, lo grata que ha hecho esta cuarentena escuchar “Mi Novela Favorita” con la formidable presentación del Nobel, Mario Vargas Llosa, y la actuación del grupo de radio teatro de Radio Programas de Perú, en la que se pone en escena verdaderas joyas de la literatura clásica universal. Volver a escuchar radioteatro, me trae mucha nostalgia, pero también felicidad, al evocar los días de la infancia. 

A través de esta crónica, hago un homenaje a la radio, a  la icónica figura del  locutor y periodista; a ese ser que está de tras de un micrófono; que, no obstante, tener nuestras mismas afujías humanas, nos anima y alegra el corazón; nos da la hora, nos informa, nos enseña, juega con su imaginación y la nuestra, y que nos convence que: “En el restaurante Don Pancho  venden la mejor chuleta de Pasto” , que   “si su niño no camina, caminará con Farina” , Y que: “El dolor le tiene miedo a Dolorán, porque. Dolorán se frota y el dolor se marcha»  

Para él, desde mi alma, hago una “dedicatoria musical” de cada frase, palabra y fonema de la canción, “Tu voz”; algún día interpretada, con la Sonora Matancera, por la inolvidable Celia Cruz:

Tu voz

Compositor Ramón Cabrera

No sé qué tiene tu voz que fascina
No sé que tiene tu voz tan divina
Que en mágico vuelo le traje consuelo
A mi corazón

No sé qué tiene tu voz que domina
Como embrujo de magia a mi pasión

Tu voz se adentró en mi ser y la tengo presa
Tu voz que es tañer campanas al morir la tarde
Tu voz que es gemir de violines
En las madrugadas

Es el divino poder
Que tienes en mi bien para enternecerTu voz que es susurro de palmas, ternura de brisa
Tu voz que es trinar cenzonte en la enramada
Tu voz cristalina corriente cual, cual una cascada
Dios te bendiga mi bien, tu gracia y tu ser…